Del nada al todo
Somos nada.
Tu y yo, no somos nada.
Horas y horas de conversación.
La empiezas tu. Lo hago yo.
Compartimos cena, cama y desayuno.
Repetimos. Repetimos. Y volvemos a repetir.
¿No somos?
No somos nada.
Nada.
Nada.
Nada.
¡Ya lo somos todo!